[4] La hipótesis se basa en algunas fuentes medievales, como la Correspondencia jázara, según la cual, en algún momento de los siglos VIII y IX, un pequeño número de jázaros, según Judá Halevi y Abraham ibn Daud, se convirtieron al judaísmo rabínico.
Se le suele atribuir al rabino ucraniano Isaac Baer Levinsohn el haber sido el primero en postularla.
[13][14][15] Sería luego sostenida por el historiador ruso Nikolái Karamzín y por el orientalista alemán Karl Friedrich Neumann.
En 1909 Hugo von Kutschera propuso en un libro que los jázaros representaban el núcleo fundacional de los judíos asquenazíes, mientras que la hipótesis fue introducida a América en 1911 por el etiólogo judío Maurice Fishberg y su libro The Jews: A Study of Race and Environment.
El historiador ucraniano-israelí Abraham N. Polak quien luego sería profesor en la Universidad de Tel Aviv apoyó la hipótesis jázara en 1943.
[27] También la sostuvieron eruditos judíos como Léon Poliakov, Ben-Zion Dinur y, por supuesto, el más conocido Arthur Koestler quien en 1976 publica La décima tercera tribu.
[28] La hipótesis ha sido defendida por figuras como el historiador Shlomo Sand, el lingüista Paul Wexler y el genetista israelí Eran Elhaik, pero negada por otros.
Un estudio genético separado en 2022 que fue dirigido por David Reich y Shai Carmi confirmó que N9a3a1b1, como descendiente de N9a3a1b, era de origen asiático central o asiático oriental y ya estaba presente entre los judíos en Érfurt, Alemania durante el siglo XIV.
[45] La hipótesis jázara fue entusiastamente acogiada por antisemitas como Ezra Pound, el líder del Ku Klux Klan Hiram Wesley Evans, Burton J. Hendrick, el supremacista blanco Lothrop Stoddard, David Duke y Douglas Reed, y se convirtió también en una piedra angular de la teología de la Identidad Cristiana.