A partir del siglo II a. C. toda la zona, que hasta entonces estuvo controlada por los íberos pasa a control de los turris, pueblo que tuvo su emplazamiento sobre el Cerro Castellar.
Y estando cargando pan (trigo) en la Figuera, los Moros que ende eran idos, fue la voz al Conde Don Fabrique que estaba en Porcuna a una legua de la Figuera donde los Moros estaban.
E quando juntáronse todos, se fueron contra los Moros diciendo ¡Santiago, Santiago!, a ellos que fuyen.
Durante esta época numerosos vecinos partirán a repoblar pueblos del antiguo Reino de Granada como Arenas, en Málaga, o Loja.
Asimismo están registrados 3 vecinos que partieron hacia América durante el siglo XVI.
El pueblo vivirá sin más sobresaltos de los que se tenga noticia hasta la Guerra Civil.
Durante la contienda el pueblo marcó el límite entre ambas zonas y ello dejó sus infraestructuras seriamente dañadas y un número importante de casas parcial o totalmente derruidas.
Por esta razón la Orden de Calatrava levantará su castillo directamente orientado hacia la frontera granadina.
Originalmente contaba con hasta cuatro plantas de las que hoy son perceptibles dos con claridad, las principales.
Estas dos plantas se cierran con bóvedas apuntadas como elemento característico común de las torres militares góticas.
Alrededor del torreón permanecen de un modo más o menos oculto restos como lienzos de murallas enterrados o semienterrados entre construcciones adyacentes así como otras construcciones del castillo.
La también conocida como iglesia de la Purísima Concepción es un templo gótico-renacentista construido a lo largo del siglo XVI y reformado con posterioridad.
El planteamiento era mucho más ambicioso pero solo se levantarán según proyecto la cabecera del templo, altar mayor y capillas laterales.
El resto del templo se acabará de un modo pobre colapsando en pocos años.
En 1600 con el levantamiento de la fachada principal y la espadaña se dan por acabadas las obras.
Tradicionalmente el que mejor y más cantidad de agua aportaba a la localidad.
Destacan los restos de pilastras adosadas al abrevadero posiblemente del siglo XVI.
La luz, las flores y el color de las colgaduras otorgan gran dignidad a tan principal celebración.
Cabe destacar la bella custodia que procesiona, obra de orfebrería cordobesa del siglo XVIII.
En los últimos años se ha ido consolidando la celebración de un Mercado y Feria Medieval por la que además de animar la localidad en fechas veraniegas se promueven los valores patrimoniales del municipio y la vinculación histórica del municipio con la Orden Militar de Calatrava que administró la villa desde el siglo XIII hasta el advenimiento del estado liberal en el siglo XIX.
Destacan espectáculos de cetrería, artesanía, pasacalles, música medieval y visitas turísticas.
Originalmente estas fiestas se celebraban a principios de septiembre, pero la emigración hizo más idóneo aprovechar la época estival.
Verbenas, juegos, concursos, feria de día, coros, conciertos y bailes animan el ambiente.