Hernando de Andrade

A la muerte del gobernador Loyola, el gobierno interino invistió con el mando superior del Real Ejército al maestre de campo general Francisco Jufré y Alarcón, quien partiendo de Chillán donde vivía ya retirado del servicio militar, se dirigió a Santa Cruz, "pues, dijo, toda la tierra se había de alzar, y esa plaza que era la que corría mayor riesgo".Si permanecía en ella, estas circunstancias le obligaba a dividir su tropa para proteger tanto la ciudad y el abastecimiento de agua, como el camino al río y las naves.Ël se quedó en la orilla norte con algunos soldados en una empalizada que dispuso construir.Según dice el P. Diego de Rosales, "estaban a la mira, esperando lograr alguna buena ocasión para rebelarse, que como veían que todas las demás provincias lo hacían no pretendían ellos ser menos, sino mostrarse finos defensores de su patria".[4]​ Dirigidos por el cacique Talcamávida, saquearon e incendiaron la abandonada Santa Cruz y enseguida se encaminaron decididos a exterminar a los españoles en su último reducto en pie en la estratégica ribera del Bíobío, el fuerte de Jesús.El soldado poeta contemporáneo de estos hechos Diego Arias de Saavedra, que sin duda estuvo allí, idealizó su desempeño en la defensa de la posición, en estos versos del Purén Indómito:[5]​ El capitán del fuerte estaba ausente, Más no fue necesaria su persona, Que era Hernando de Andrade su teniente, Particular amigo de Belona; El cual con pecho y ánimo valiente, Y digno de inmortal fama y corona, A los suyos esfuerza de tal arte, Anímalos diciendo que no tengan Espanto ni temor del barbarismo, Aunque vean que en contra suya vengan Todos cuantos están en el abismo; Y que con la mitad de ellos se avengan, Porque a la otra mitad se atreve el mismo, Enviar con su brazo furibundo El historiador jesuita Rosales confirma que durante el ataque mapuche al fuerte de Jesús los españoles de Andrade "se defendieron con grande esfuerzo, peleando dos días y resistiendo los repetidos asaltos, sin dar lugar a que los enemigos les entrasen, el qual se retiró a sus tierras".Cuando la pequeña columna ya se desplazaba al norte, se encontró con un bien dispuesto refuerzo que el gobernador Vizcarra, al tanto de la importancia del emplazamiento, había logrado enviar desde Concepción y Chillán.El mismo año registra navíos para el Perú en los puertos de Valparaíso, Concón y La Ligua (Papudo), "mirando si llevan algún soldado u otra persona ausente de la guerra, decía él mismo, sin licencia mía o moneda en reales o en oro en polvo contra lo por mí ordenado".Por esa época regresó al Perú, y quiso volverse a España con título de Benemérito del Reino.Recibió allí las encomiendas de Llaullao, Pubilo, Yutuy, Pailad, Compu y Lingue.Se calcula su deceso en Chiloé hacia 1638, por haber servido 50 años en Chile, según información de sus descendientes.
Armas de la familia Andrade de Chile