A su regreso, se instaló en la Guácima de Alajuela donde construyó su casa y su estudio.
En sus inicios, se dedicó a esculpir animales, siguiendo la tradición escultórica de 1930.
En 1960, entró al medio artístico nacional, produciendo sus obras más significativas.
Fue integrante del Grupo 8, generación de artistas plásticos costarricenses que impulsó el arte nacional.
Se inició en el tema de la animalística, pero luego orientó su escultura hacia la síntesis de formas y hacia un respeto por la forma original del material con que trabajaba.