Hernán Benítez
Desde niño quiso ser jesuita, y se escapó de su casa a los 12 años de edad, siendo admitido en la Compañía de Jesús; pese a que su madre intentó obligarlo a abandonar la Compañía por vía judicial, Benítez logró que el juez le permitiera permanecer en el noviciado.También escribió numerosos artículos para la revista Criterio, invitado por su director, Gustavo Franceschi, que dictaba clases en el seminario.La gira terminó abruptamente para Benítez cuando el general de la Compañía de Jesús, Jean-Baptiste Janssens lo obligó a viajar a un monasterio en Salamanca (España) y recluirse allí.En febrero de 1948, dado que la Compañía no le asignaba destino alguno, pidió y obtuvo del propio Janssens la secularización, es decir su alejamiento de la Compañía para continuar como simple sacerdote.Apoyó públicamente la Revolución Cubana y mostró su admiración por la acción del sacerdote colombiano Camilo Torres, muerto como miembro de una organización guerrillera.En 1970 dio, junto con el padre Carlos Mujica, el responso ante los cuerpos de Gustavo Ramus y Fernando Abal Medina, miembros de la organización Montoneros, que poco antes había asesinado al exdictador Pedro Eugenio Aramburu.[2] En 1985 escribió a Chicha, la última hermana sobreviviente de Eva Perón, una carta en que relata muchos hechos, entre los cuales hace repetidas veces a un dolor y un «secreto sufrimiento... que, como ningún otro, desgarró su corazón.».