La guerra se originó por la intervención ateniense en una disputa territorial entre Samos y Mileto por la posesión de Priene.
Cuando los samios rehusaron interrumpir sus ataques sobre Mileto, los atenienses expulsaron al gobierno oligárquico de Samos e instalaron una guarnición en la ciudad.
Cuando Pericles regresó, los atenienses habían vuelto a bloquear y sitiar Samos.
[7] El final de las revueltas en otros sitios del imperio llegó rápidamente tras esta victoria.
[8] Aunque Atenas consiguió restaurar el orden en su imperio, la situación en 440 a. C. se tornó difícil ante la amenaza de la intervención espartana.
[10] Los historiadores modernos, en general, lo consideran como un informe exacto, y lo han empleado para decir que Esparta estaba dispuesta a ir a la guerra contra Atenas, pero que los corintios, cuya poderosa marina de guerra habría sido necesaria a los peloponesios para participar eficazmente en esa guerra, desbarataron el plan con su oposición.