Por fin se presentó la oportunidad y en 1404 se trasladó a la capital bizantina como secretario del embajador Paolo Zane y fue presentado a Manuel Crisoloras, un estimado erudito, quien decidió ser su maestro; el discípulo correspondió con una gran dedicación al estudio y una gran devoción por Crisoloras.Para entonces Guarino ya había alcanzado una fluidez notable en griego y, por lo tanto, podía enseñar la lengua en Italia.La singularidad de su educación lingüística y literaria le permitió tener éxito en Venecia como profesor privado de griego (entre otros, de Leonardo Giustiniani y Francesco Barbaro) hasta que, de Florencia, le llegó una oferta interesante del escritor y mecenas Niccolo Niccoli: la cátedra de griego en el Studio Fiorentino, que durante tres años había pertenecido a Crisolora y que se hallaba libre porque este se había marchado a Roma; de hecho, fue Crisolora quien señaló a Guarino como la persona más adecuada para reemplazarlo.En Ferrara se hizo amigo del humanista e historiador Flavio Biondo da Forlì.En 1436 se casó en Verona con su compatriota Taddea Cendrata, de la cual tuvo 13 hijos.En 1451 el contrato expiró y además Leonello murió: era no solo su discípulo, sino también su querido amigo.