[4] El Ejército Británico no estaba adecuadamente equipado para defender el país ante tal situación; en las semanas posteriores a la evacuación de Dunkerque solamente podía desplegar veintisiete divisiones.
[5] A causa de estas desventajas, se desarrollaron nuevas armas antitanque para equipar al Ejército británico y la Home Guard con los medios para repeler los tanques alemanes.
[6] Muchas de estas armas eran granadas antitanque, que podían producirse en grandes cantidades en poco tiempo y a bajo costo.
[2] Estas incluían la granada antitanque n.º 74, conocida también como "bomba pegajosa", cuya carcasa estaba cubierta con un adhesivo fuerte y se adhería al vehículo, y la granada incendiaria especial n.º 76, que básicamente era una bomba incendiaria cuya mezcla de fósforo blanco iba contenida en un recipiente de vidrio, como una versión más compleja del cóctel Molotov (que emplea un líquido inflamable y un trapo encendido como "espoleta").
[2] Podía perforar 51 mm de blindaje,[12] así como "dañar gravemente cualquier tanque ligero".