En 1566 se vendió terreno a Pedro Ferrenal para acordalar y hermosear la calle.
[1] En el reinado de Carlos V parece que hubo en la calle unas tenerías o fábricas de curtidos, que más tarde habrían pasado al Rastro.
[2] Al comienzo de la calle, en el número 2, haciendo esquina con la plaza de Puerta de Moros, se conserva –remozado– el palacio del Duque del Infantado, construido en origen en la segunda mitad del siglo xviii y sede desde 2001 de la Fundación San Pablo CEU.
[3] En el capítulo de lo popular y castizo hay que anotar que en el nº 9, esquina a la calle de las Aguas tuvo su taller y almacén de organillos el músico Antonio Apruzzese,[4] hijo del ‘luthier’ italiano Luis Apruzzese, supuesto introductor del organillo en Madrid.
En 2009 aún se conservaban ejemplares construidos por ambos artesanos en un almacén-museo de esta calle.