[1] Otros autores aventuran que el nombre procediera de la existencia del cementerio musulmán que se encontraba en el vecina plaza de la Cebada.
[1] Queda documentada desde 1621 la existencia de una fuente abastecida desde esa fecha por el viaje del bajo Abroñigal.
[7] Se da noticia también de que en 1670 se le añadió un Neptuno, obra de Manuel Pereira, que luego fue sustituido por un pastor o mitológico Endimión.
[9] También llama la atención en su perímetro, el trampantojo pintado sobre la medianería descubierta por el derrumbe de un edificio destruido durante la Guerra Civil Española,[10] en la manzana que separa las plazas del Humilladero y Puerta de Moros.
La conseguida ilusión óptica es obra del muralista Alberto Pirrongelli.