Gran Hotel Taoro
Tras su cierre en 2006, el emblemático hotel ha sido arrendado por la hotelera Tropical Turística Canaria que, tras culminar los trabajos de rehabilitación del edificio y su entorno, espera reabrirlo próximamente como un establecimiento de 5 estrellas operado por My Way Meaningful Hotels.[4] El Gran Hotel Taoro fue concebido para servir de referente en su época en múltiples facetas, suponiendo su construcción un antes y un después en la historia del turismo de España y las islas Canarias.La altura del edificio es de tres plantas, con una adicional en los cuatro torreones angulares.[5] De este modo, la ciudad pasa de ser el centro del comercio más importante del Archipiélago, a ser conocida en Europa por sus bondades para el turismo: su clima, su economía en desarrollo con oportunidades de inversión y su población acogedora y receptiva hacia los turistas.Es en este contexto histórico que algunos isleños, miembros de la aristocracia y la burguesía insular, así como propietarios agrícolas e intelectuales, comienzan a considerar la apertura hacia otras actividades económicas distintas de la agricultura, como el turismo.Un espacio que destaca por su privilegiada situación, con impresionantes vistas al océano Atlántico.La construcción del Gran Hotel Taoro supuso para la época el emprendimiento de la mayor obra arquitectónica llevada a cabo en Canarias hasta la fecha.El edificio, diseñado siguiendo los modelos arquitectónicos más en boga en la época para grandes hoteles de lujo, daba cobijo a 217 habitaciones que irradiaban confort, un espacioso comedor para cien comensales, un gran salón decorado al gusto de la época, un amplio vestíbulo, biblioteca y sala de billar.Todo ello decorado con los más elegantes muebles de finales del siglo XIX.Mientras, del mundo de la cultura, se recuerdan huéspedes tan ilustres como la escritora Agatha Christie, que se alojó en el hotel en febrero de 1929, el dramaturgo y periodista Joaquín Calvo Sotelo (1947), o la poeta Dulce María Loynaz (1947).Los vertiginosos cambios que se estaban produciendo en toda Europa en el campo de la medicina, que logró, entre otros hitos, ser capaz de curar la tuberculosis, hacía cada vez menos atractivo el origen inicial del turismo en las Islas, asentado sobre la salud, lo que acaba reencauzando el establecimiento hacia un espacio social más bullicioso que cada vez resulta menos apetecible para los viajeros extranjeros, acostumbrados a las más tranquilas estaciones invernales europeas.Hecho que acaba con un acuerdo de arrendamiento con la compañía alemana Kurhaus Betriebs Gesellschaft, que cambia el nombre del establecimiento por el de ‘Grand Hotel Humboldt-Kurhaus’.Sin embargo, el rebautizado ‘Grand Hotel Humboldt-Kurhaus’ no corrió con mejor suerte.El 20 de julio de ese mismo año, el edificio pasa convertirse en el Casino Taoro que estuvo en funcionamiento hasta 2006, año en el que cierra, ante el inminente traslado del Casino al Lago Martiánez.Mientras los pabellones situados a los extremos forman un patio interior en el que se asienta el jardín francés.Los jardines representan un importante atractivo turístico, tanto en la época de su construcción como actualmente, gracias a sus características especiales.