Gobierno constitucional de Luis Sánchez Cerro

Este breve periodo se vio marcado por la violencia política desatada tanto por el mismo gobierno urrista que adquirió tintes autoritarios, encarcelando y deportando a sus opositores políticos; como por el Partido Aprista, que desconoció los resultados electorales causando disturbios y alzamientos en todo el país, desembocando en la Revolución de Trujillo de 1932.

Los derrotados fueron los apristas liderados por Víctor Raúl Haya de la Torre, que desconocieron los resultados electorales y pasaron a la oposición.

Sánchez Cerro contaba con mayoría parlamentaria, con 67 representantes de su grupo político, la Unión Revolucionaria, que ha sido identificada con la derecha fascista.

El primer gabinete fue presidido por Germán Arenas y Loayza, que al mismo tiempo fue ministro de Fomento.

Los nuevos ministros que conformaban este segundo gabinete eran, además de Lanatta: Elías Lozada Benavente (Fomento), Luis A.

Flores (Gobierno), Carlos Sayán Álvarez (Justicia e Instrucción) y Alberto Freundt Rosell (Relaciones Exteriores).

[7]​ En este periodo la crisis política se agravó, con la revolución aprista de Trujillo, que fue despiadadamente reprimida.

Flores, Alfredo Herrera, Carlos Sayán Álvarez, José Matías Manzanilla y Gerardo Balbuena Carrillo.

[19]​ Fueron apresados como presuntos cómplices del atentado, Reinaldo Bolaños (escritor más conocido por su pseudónimo de Serafín Delmar); Juan Seoane (juez y hermano del líder aprista Manuel Seoane Corrales) acusado de proporcionar el arma a Melgar; Carlos Olcese, Carlos Kraff y Bernardo García Oquendo.

Según sus seguidores, fue encerrado en una celda oscura, a la que apenas entraba la luz por dos pequeñas aberturas, en las peores condiciones de higiene.

Los sublevados asaltaron el cuartel O’Donovan y tomaron como rehenes a varios oficiales del Ejército.

Según información oficial fueron fusilados 43 apristas, aunque se sabe que un número indeterminado fueron igualmente pasados por las armas, especialmente en el sitio arqueológico de Chan Chan (se mencionan cifras que van de mil a seis mil personas).

Entre los principales dispositivos de esta Constitución destacamos los siguientes:[32]​ Agravando aún más la situación por la que atravesaba el país, ocurrió un serio incidente en la frontera con Colombia, que llevó al Perú al estado de guerra con aquella República.

Este último protestó por la ocupación, ante lo cual, Sánchez Cerro se ofreció a dar una solución, pues en un primer momento creyó que se trataba de una maniobra de sus adversarios políticos (los aprocomunistas), que buscaban así socavar su gobierno.

[35]​ Sánchez Cerro pidió al gobierno de Colombia que contemplara realistamente la situación creada por el Tratado Salomón-Lozano en la región.

[10]​ Tanto Perú como Colombia hicieron aprestos bélicos y enviaron expediciones al lugar del conflicto, la región fronteriza del Putumayo, pese a lo difícil que era llegar a ese escenario, especialmente para Colombia, que no contaba con un acceso natural.

[36]​ Por su parte, las fuerzas peruanas ocuparon Tarapacá, situada en la margen derecha del Putumayo y al norte de Leticia, donde instalaron una pequeña guarnición.

Tan así, que se usaba el primitivo sistema de tambores o manguaré para comunicarse entre puestos cercanos.

[38]​ Los colombianos no pudieron efectuar el ataque sobre Leticia, que fue convenientemente artillada por las fuerzas peruanas.

En esos momentos, el embajador colombiano en el Perú era nada menos que Fabio Lozano Lozano, hijo del negociador del Tratado de 1922, lo que excitó aún más la crispada relación entre ambos países.

Este combate de Güepí fue adverso para los peruanos, pero lucharon con heroísmo y cayeron en acción el sargento primero Fernando Lores Tenazoa y el cabo Alberto Reyes, así como ocho soldados peruanos.

Güepí, que era territorio indiscutiblemente peruano, fue así ocupado por los colombianos, iniciándose una nueva fase en el conflicto.

[45]​ Fue precisamente en ese punto crítico cuando un acontecimiento trágico cambiaría radicalmente la situación: el asesinato del presidente peruano.

Pero al quedar aislado en dicha ciudad optó por marchar hacia la costa, rumbo a Trujillo, para extender el fervor revolucionario.

Por entonces, el Perú se hallaba en pleno conflicto internacional con Colombia por lo que los rebeldes fueron considerados como traidores a la patria.

[50]​ Entre las importantes medidas tomadas por el gobierno están las siguientes: Frente a la guerra interna (revoluciones apristas) y externa (conflicto con Colombia), el gobierno se vio obligado a tomar medidas para potenciar la defensa nacional.

El vehículo avanzaba lentamente, en medio de la multitud, a pedido del mismo presidente, para evitar accidentes y atropellos.

[59]​ Solo se logró acusar a Leopoldo Pita, un dirigente aprista menor, de ser el organizador del complot, y se detuvo a 19 sospechosos relacionados con el Apra, todos de extracción humilde.

Estos denunciaron durante el proceso haber sido sometidos a torturas para arrancárseles confesiones.

[60]​ Surgió otra hipótesis más tenebrosa: la que involucraba en el asesinato al general Benavides, en entendimiento con el Partido Aprista o Haya de la Torre, furtivo pacto que habría permitido Benavides subir al poder.

Luis Sánchez Cerro, presidente constitucional de la República, en vestido civil, foto de 1933.
El gabinete Manzanilla. De izquierda a derecha: el coronel Manuel E. Rodríguez (Fomento), Ignacio A. Brandariz (Hacienda), Wenceslao Delgado (Justicia), José Matías Manzanilla (Relaciones Exteriores), Luis Miguel Sánchez Cerro (presidente de la República), Julio Chávez Cabello (Gobierno y Policía), el coronel Antonio Beingolea Balarezo (Guerra) y Alfredo Benavides Diez Canseco (Marina). Foto tomada en Palacio de Gobierno, el 24 de diciembre de 1932.
Luis M. Sánchez Cerro y sus ministros.
Luis A. Flores , presidente del Consejo de Ministros y ministro de Gobierno.
Crucero Grau , adquirido por la marina peruana en 1906, estuvo en servicio hasta los años 1950.
Tropas ocupan una trinchera en el barrio de "Mansiche", durante la revolución de 1932.
El presidente Luis Sánchez Cerro en la ceremonia de promulgación de la Constitución de 1933.
Manifestantes peruanos protestando por la cesión del puerto de Leticia a Colombia.
Frontera peruano-colombiana, según lo establecido por el Tratado de 1922. Escenario de la guerra de 1933.
Artillería colombiana en la zona de conflicto.
Sargento 2.º EP Fernando Lores Tenazoa , héroe peruano del combate de Guepí .
Ignacio A. Brandariz , ministro de Hacienda de Sánchez Cerro.
Fotografía de Sánchez Cerro en el Hipódromo de Santa Beatriz hoy Campo de Marte, minutos antes del asesinato.