Esta elección no estuvo sujeta a la Constitución, pero fue realizado invocando la situación de emergencia.
Este violento episodio anticiparía último tramo del gobierno de Sánchez Cerro.
La toma tuvo apoyo cívico y militar por ser considerada una medida legítima por parte de la población.
En este periodo se presentaron diversos episodios de inestabilidad provocados por los constantes enfrentamientos entre apristas, el gobierno y otros grupos políticos.
La elección del Presidente, sería decidida por el Congreso, quien realizó la votación ese mismo día.
Lo integran los ministros del anterior gabinete sanchecerrista: Julio Chávez Cabello (Gobierno y Policía), Wenceslao Delgado (Justicia e Instrucción), Ignacio A. Brandariz (Hacienda), el coronel Antonio Beingolea Balarezo (Guerra); más dos cambios: Pablo Ernesto Sánchez Cerro, hermano del presidente asesinado (Fomento) y Luis A.
Las prioridades de Benavides al comenzar su gobierno fueron buscar el fin del conflicto con Colombia, calmar la agitación política interna y superar la crisis económica.
Fue así como Haya de la Torre, el líder del APRA, fue puesto en libertad y retornaron los desterrados apristas.
En mayo del año siguiente, Riva Agüero, que también ejercía como ministro de Justicia, Culto e Instrucción, renunció por negarse a firmar la ley que aprobaba el divorcio de mutuo disenso, pues ello atentaba contra su fe católica.
Ello debido a que no se realizaron las elecciones para el parlamento prometidas por el gobierno debido al cierre inconstitucional del Congreso y a la exclusión de legisladores apristas que habían sido elegidos democraticamente en 1932.
Antonio Miro Quesada había manifestado su constante oposición al APRA desde este diario.
Por esa misma razón se reprimió al Partido Comunista, aunque los militantes de éste eran todavía una minoría, comparado con las masas que movilizaban los apristas Las cárceles se llenaron de presos políticos, apristas y comunistas.
Una novela del escritor indigenista José María Arguedas, El Sexto, está ambientada en dicha época.
Pero faltando veinte días para los comicios, el Jurado electoral tachó la inscripción de Haya, por considerar que su partido era una organización internacional, y como tal, inhabilitada constitucionalmente.
Como candidatos se presentaron: Manuel Vicente Villarán, apoyado por algunos miembros del gobierno, como José de la Riva Agüero y Osma; Luis A.
Continuó como presidente del Consejo de Ministros el coronel Ernesto Montagne Markholz.
Sin embargo, la intentona golpista culminaría de manera sorpresiva a las pocas horas.
Rodríguez increpó a Rizo Patrón de manera temeraria, recibiendo entonces una descarga, que lo dejó muerto en el acto.
Los demás oficiales comprometidos con el golpe no atinaron a hacer nada y fueron detenidos.
Se había salvado esta vez, pero comprendió muy bien que era contraproducente mantenerse en el poder.
Otra importante fuerza política, la Unión Revolucionaria, quedó también anulada al estar desterrado su líder, Luis A.
Ante la coyuntura electoral, tanto Prado como Quesada solicitaron el apoyo de los apristas, pero estos decidieron no tomar partido.
Una corte marcial juzgó a trece acusados, dos de los cuales, Tomás Solano Bocanegra y Gregorio Zavaleta Díaz, fueron condenados a muerte, pena que se cumplió el 3 de diciembre del mismo año.
La primera medida adoptada por el gobierno de Benavides fue, establecer criterios básicos para organizar y tecnificar los servicios fiscales.
Benavides era consciente que era crucial solucionar ese desbalance fiscal para poder alcanzar los objetivos planteados en materia económica.
Estos acreedores debían presentar documentos que corroboren sus préstamos y así iniciar el proceso de pago.
Durante el gobierno de Benavides se adoptó una política conciliadora respecto al conflicto con Colombia.
Asimismo, Perú decidió pedir disculpas por haber ocupado Leticia, restableciendo nuevamente relaciones diplomáticas con Colombia.
Además, el gobierno adoptó una política muy anti japonesa, restringió la inmigración y la actividad empresarial.
El presidente Benavides preparó al país frente a los futuros efectos de la guerra.