Pero realizadas estas en dicho año, fueron anuladas y Benavides prorrogó su mandato por tres años más.
Para la presidencia de la República se lanzaron las siguientes candidaturas: Manuel Prado y Ugarteche era, hasta antes de lanzar su candidatura a la presidencia, un político prácticamente desconocido para la gran masa.
El otro candidato presidencial, José Quesada Larrea, era un joven abogado y periodista, natural de Trujillo, que se puso a la cabeza del llamado Frente Patriótico.
Fue apoyado por la Unión Revolucionaria, que se había convertido en el partido fascista del Perú, es decir, la extrema derecha.
[6] Los jurados departamentales recibieron ánforas cambiadas, las cuales habían sido llenadas con votos a favor de Prado.
Treinta años después, se hallaron en una finca limeña las ánforas originales, llenas con los votos a favor de Quesada.
Su primer gabinete presidencial estuvo presidido por Alfredo Solf y Muro, que a la vez era el Canciller de la República.
En cuanto al partido comunista, dirigido entonces por Eudocio Ravines, si bien estaba también fuera de la ley, decidió aliarse con Prado.
[13] En 1943 se creó el Ministerio de Agricultura, cuyo primer titular fue Benjamín Roca y García.
Las importaciones bajaron notablemente pero los productos de exportación, como azúcar, algodón, metales y caucho aumentaron significativamente.
Se cancelaron los pequeños créditos con: Petroleum, Marconi, Peruvian Corporation y el Banco Central Hipotecario.
Se fundaron fábricas de loza, productos lácteos, vidrio, envases, papel y cartón.
La actividad agropecuaria recibió notable impulso, contándose, en muchos casos, con la ayuda de organismos internacionales especializados.
[16] También se tomaron medidas contra el abuso y al alza injustificada de precios.
La importancia del censo radica en la necesidad de conocer las realidades del Perú: saber cuántos peruanos vivían en el territorio nacional, cuál era su distribución y en qué situación se encontraban para aplicar verdaderas políticas sociales y económicas.
Se dispuso que los bienes disponibles fueran equitativamente a todas las provincias y regiones del país.
Los años de la Segunda Guerra Mundial repercutieron en el Perú tanto en lo económico como en lo político.
Este pronorteamericanismo trajo consigo algunos excesos, como el permitir a los Estados Unidos la instalación de una base aérea en Talara (norte peruano), y la deportación masiva de residentes alemanes y japoneses, a quienes se les confiscó sus propiedades.
El centenario problema de límites peruano-ecuatoriano hizo crisis en 1941, por la intransigencia del Ecuador en reclamar para sí territorios legítimamente peruanos (Tumbes, Jaén y Maynas).
La Cancillería peruana trazó un ejemplo de acción para otras naciones del continente.
Manuel Prado nombró a Jorge Basadre como director de la Biblioteca Nacional.
La intervención extranjera en los asuntos internos peruanos fue, supuestamente, justificada por el creciente peligro totalitario.
Las medidas que el régimen adoptó para sancionar económicamente y expulsar del Perú a ciudadanos del Eje, estuvieron acompañadas por serios casos de corrupción de empleados públicos.
Por eso cuando Bustamante fue elegido presidente, emitió una serie de decretos que buscaban «limpiar la casa» heredada del gobierno anterior.
Basadre fue nombrado ministro de Educación y desde su posición intentó combatir la corrupción entre los funcionarios del ministerio.
Aunque tenía una experiencia limitada para semejante cargo, Basadre sostuvo que por lo menos, «fuimos honestos».
En 1945, finalizando ya el primer gobierno de Manuel Prado, se convocaron las elecciones generales.
Al estar proscrito el partido aprista, no existían otras fuerzas políticas capaces por sí solas de aspirar seriamente al gobierno, lo que obligaba a la conformación de alianzas electorales.
También obtuvo mayoría en el Parlamento, de la que los representantes apristas formaban un núcleo importante.
Allí radicó, hasta que diez años después volvería al Perú para postular por segunda vez a la presidencia.