Durante las vacaciones volvía a casa, pero continuaba estudiando, llevándose los libros también al mar.Todos los estudiantes del seminario de Albenga recibían, sin embargo, la misma preparación teológica.Adicionalmente al estudio, Giuseppe se abrió paso en el camino de la poesía.Debido al tratamiento inferior por la renta reducida, las raciones de comida también eran escasas.Considerando que en Albenga esto tendría repercusión en sus estudios, decidió trasladarse a Roma con cuatro de sus hermanos.Después de trabajar como secretario de monseñor Vilardell, delegado apostólico en Alepo para Siria y Mesopotamia, así como vicario general para Mesopotamia, fue transferido a Mosul, en la frontera con el Kurdistán.Valerga compartía los postulados belicistas del nuevo cónsul francés (Paul-Émile Botta), y participó en la elaboración de un plan para reconquistar la influencia católica frente a la Iglesia ortodoxa que contemplaba, en caso de fracasar la vía diplomática, el recurso a una guerra santa inspirada en las cruzadas medievales.[2] Se erigió como catedral la Iglesia del Santo Sepulcro, pero dado el régimen compartido de esta con diferentes confesiones cristianas, y que dentro de esta se encontraba la cátedra (Katholicon) del patriarca ortodoxo de Jerusalén, se decidió edificar la concatedral para que albergara la cátedra del patriarca latino.El cansancio acumulado durante los años posteriores a su incansable actividad lo dejó enfermo varias veces.