Don Rafael regresó a Santafé, donde ejerció también como alcalde, y luego se radicó con su familia en Villa de Leiva.
Puso la contradanza el elegante Madrid (José Martín París) con la hermosa doña Genoveva Ricaurte".
El viajero británico Charles Stuart Cochrane consignó en sus memorias que "La señora París, una anciana muy venerable, a quien fui luego a visitar, estaba rodeada por sus hijos y sus nietos colocados en orden alrededor del cuarto: era una escena digna de los tiempos patriarcales.
Genoveva Ricaurte era de las mujeres que estaba siempre prestando auxilio a las tropas granadinas, secundando la causa abrazada por su esposo y la mayoría de sus hijos (Francisco se mantuvo en las fuerzas realistas).
La señora Genoveva Ricaurte, viuda de París y madre de distinguidos Oficiales, y la señorita Dolores Vargas París, huérfana del mártir Ignacio Vargas, el ahorcado por orden de Pablo Morillo, fueron las primeras damas que abrazaron a Bolívar en la sala del Ayuntamiento colonial.
(...) Una casa que valía ahora siete años 8 pesos en el día vale cincuenta y ninguno de mis hijos le alcanza para ese gasto".