El sobrenombre lo heredaron sus hijos José y Dolores, popularizándose en la Bogotá del siglo XIX el dicho ni por la mocha, haciendo alusión a no querer adelantar una acción así el premio fuera acceder a los encantos de esta mujer reconocida como la más hermosa de la ciudad.
En medio de dicho proceso falleció su esposa, Ignacia París Ricaurte con el hijo que estaba dando a luz.
[3] Mientras que las sucesivas derrotas patriotas llevaron al gobernador García Hevia a renunciar, en la ciudad se conoció que Vargas había recibido una carta del comandante realista Sebastián de la Calzada donde le agradecía la vinculación que le había hecho a su hermano en la Administración de Aguardientes, situación que indignó a la sociedad y la angustió porque vieron la conducta de Vargas como una señal de la inminente llegada del gobierno realista.
Con la entrada del general español Pablo Morillo, Vargas no recobró la libertad.
Vargas Tavera había contraído primeras nupcias en 1799 con María Ignacia Angélica París Ricaurte, con quien tuvo por hijos al coronel José Ignacio Vargas París, a María Teresa y Dolores Vargas París, primeras damas de la Nación como esposas de los expresidentes Rafael Urdaneta y José María Melo.