Dolores Vargas París

Pocos meses después de instaurado el Reconquista de Nueva Granada, su padre y su abuelo José Martín París Álvarez fueron conducidos a prisión por orden del general Pablo Morillo, quedando ella sola a cargo de sus dos hermanos menores: José Ignacio y Teresa.Para el acto, fue designada Dolores para imponer una corona de laureles a Simón Bolívar,[2]​ al tratarse de la mujer más hermosa de Santafé tal como lo fue su madre y abuela, a la que le atribuían además "una rara simpatía y un extraordinario talento" en virtud de la cual se hizo muy popular el dicho ni por la mocha, haciendo alusión a que una persona no haría determinada acción así fuera por el amor de la hermosa dama que recibía ese sobrenombre por ser hija del mocho Vargas, conocido popularmente así por haber asistido a un baile con una zapatilla a la que le hacía falta una oreja.Al llegar a Maracaibo, la ciudad natal de su esposo, sufrieron la persecución del gobierno del General Páez que por definición era adverso al ideario de Bolívar, de quien Urdaneta y Dolores fueron grandes y leales amigos, así que tuvieron que partir a Curazao para alejarse de las luchas políticas, pero desde ese lugar Dolores le escribía a sus tíos en Bogotá para comunicar "sino mil pesares y desgracias que han caído sobre nosotros", relatando como les arrebataron su casa por un embargo de cinco mil pesos que nunca debieron, perdiendo la "única finca que teníamos para dejarle a nuestros hijos".Luego de este periodo volvieron a pasar dificultades económicas hasta que Urdaneta fue nombrado embajador de Venezuela en España, destino que solo disfrutó un mes.Dolores logró sobrevivir con una pensión aprobada por el congreso venezolano y cuidó de sus hijos Luciano, Rafael Guillermo, Octaviano, Amenodoro, Adolfo, Alejandrina, Rosa, Margarita, Susana, Eleázar y Nephtali hasta hacerlos ilustres personalidades de Venezuela.