Su nombre se debió a la exposición conjunta que desarrollaron en 1913, en los salones del diario chileno El Mercurio.[5] Históricamente, la aristocracia ejerció un abuso de la clase obrera que dejó un gran desencanto social.[cita requerida] Entre las ideologías mundiales que comenzaron a gestarse, destacó el inicio del comunismo.Aunque Chile no fue pionero en estos ideales, mantuvo un grupo de pensadores importantes que ya planteaban los cambios evidentes a la cuasi esclavitud que se llevaba a cabo con los trabajadores, especialmente en áreas como la agricultura y la minería.[cita requerida] Por lo menos hasta el final del siglo, los artistas no adhirieron a esta sensibilidad en parte porque su propia educación artística no estaba ligada al entorno del campo ni tampoco el campo formaba parte de sus clientes.De los grandes pintores nacionales, Juan Francisco González y Pedro Lira fueron los que más aportaron a la generación del 13.Para el santiaguino, su deseo de pintar en tornos rústicos y cotidianos era cada vez más frecuente.El español se preocupó de traer a Chile un arte ya olvidado hacía 100 años, la herencia ibérica.Nuevos pintores chilenos entraron a la academia esta vez de una clase perteneciente al proletariado.[cita requerida] En ambos casos acortó la distancia con lo real, evitando una actitud neutral respecto a lo observado o recordado.Según Antonio Romera, en la generación del 13 regía «algo que le es muy característico y lleno de significación: una impalpable, una tenue, una grácil melancolía».Finalmente, Romera nos recuerda que, entre otras razones, Pablo Neruda los llamó la «Heroica capitanía de pintores».[cita requerida] Aunque no existe una lista estricta de los miembros de la generación del 13, varios autores señalan que entre los principales representantes se cuentan: Agustín Abarca, Abelardo Bustamante, Arturo Gordon, Carlos Isamitt, los hermanos Lobos, Pedro Luna, Elmina Moisan y Ezequiel Plaza.Al terminar el ciclo del «grupo centenario», sus obras fueron recuperadas por este mismo mecenas y fueron donadas después a la Universidad de Concepción, donde se conservan los lienzos en su pinacoteca.
Los trabajadores del salitre
sufrieron los abusos de la aristocracia por más de 30 años. Su sufrimiento y las masacres registradas durante esos años molestaron al proletariado y despertaron descontento en las clases más desposeídas.
Retrato de
Augusto D'Halmar
por
Juan Francisco González
. Como miembros de la Colonia Tolstoyana, González y D'Halmar se dedicaron a contribuir con la enseñanza del arte en sectores de escasos recursos ampliando por primera vez en Chile los límites de la cultura hasta entonces exclusiva para la clase alta.
Pintor Bohemio
de Ezequiel Plaza. Para muchos historiadores la situación de desamparo y bohemia de la «generación trágica» podía resumirse en el cuadro
Pintor Bohemio
, óleo para el que posaron los mellizos Vergara.