El plural fue abreviado más tarde a gendarmes y se hizo un singular de éste, gendarme.
Los reyes franceses buscaron una solución a estos problemas emitiendo ordenanzas (ordonnances) que establecían ejércitos permanentes por medio de los cuales las unidades eran incorporadas, acuarteladas y organizadas permanentemente en formaciones de tamaño determinado.
Con todo, esta organización era provisional y uno de los arqueros montados solía ser reemplazado por otro no combatiente, un sirviente (valet).
En 1434, la paga para los miembros de la compañía se fijó en 120 libras para gendarmes, 60 para coutilliers, 48 para arqueros y 36 para no combatientes.
Los reclutas preferían puestos en compañías localizadas en sus provincias de origen, pero no siempre los obtenían.
En tiempos de guerra, esta cifra se incrementaba en otras 1.000 lanzas generalmente.
[7] Las ordenanzas francesas establecían así mismo fuerzas regulares de infantería, pero estas tenían sustancialmente mucho menos éxito.
Había una veinticincoava lanza en el escadre, la del comandante de escuadrón (chef d'escadre).
Con todo, cuando no tenían apoyo y cuando se enfrentaban a una infantería enemiga en buen estado, particularmente aquellas que iban en formaciones de picas y disparos o en posiciones defensivas fuertes, sufrían numerosas bajas a pesar de su armadura ahora inmensamente gruesa.
Estos jinetes ofrecían una forma más barata de caballería pesada comparados con los gendarmes, extremadamente costosos.
De la Noue, en particular, escribió en sus memorias:"Tras lo cual diré que si bien los escuadrones de lanzas ciertamente dan una carga galante, no pueden sin embargo tener un gran efecto, pues al principio no mataron a nadie, sí, es un milagro que alguien muera atravesado por una lanza.
Sólo pueden herir a algún caballo, y en cuanto al choque, muchas veces es de poca fuerza, mientras que los reiter perfectos nunca disparan sus pistolas sino entre las junturas y disparando de cerca, hieren, apuntando siempre a la cara o al muslo.
La segunda fila también dispara, por lo que la vanguardia del escuadrón de hombres o armas está tras el primer encuentro medio derribada y mutilada.
El primero, que los reiter nunca son tan peligrosos como cuando se entremezclan con el enemigo, pues es entonces cuando todos disparan.
Esto porque ya no compiten como lo hacían los romanos contra otras naciones, quienes a menudo mantenían el campo luchando cara a cara durante dos horas antes de que cualquiera de las partes se diera la vuelta.
"[10]De Saulx señaló en sus propias memorias:"Las grandes pistolas hacen que la acción cercana sea tan peligrosa que todo el mundo quiere irse, lo que hace que las peleas sean más cortas"[11]Los franceses, empezando por los rebeldes hugonotes, rápidamente reemplazaron la pesada lanza del gendarme por dos pistolas, y la armadura del gendarme se aligeró rápidamente para brindarle más movilidad al jinete (y reducir el altísimo costo de desplegar tales tropas).
Los soldados de caballería llamados gendarmes siguieron sirviendo en los ejércitos franceses durante los siglos por venir, a menudo con prominencia (como en las guerras de Luis XIV), pero con características menos distintivas que aquellas que tuvieron durante el siglo XVI.