En ese momento, el ejército real se encontraba desorganizado y Enrique IV sólo podía contar con apenas 20.000 hombres para conquistar un país en rebelión.
El duque de Mayena intentó recuperar ese puerto estratégico a las fuerzas del Enrique y expulsarlo de Normandía.
Reunió 35.000 soldados, más las milicias cambresianas y lorenesas dirigidas por el marqués de Pont-à-Mousson, para atacar la ciudad.
Los ataques eran sumamente mortales para ambos bandos, y pronto el lado de Enrique IV se encontró escaso de efectivos.
Viendo estos refuerzos, el duque de Mayena decidió retirarse, dejando a Enrique IV victorioso.