Gabriel María Ybarra de la Revilla

Sus hijos Juan María (1809-1887) y Gabriel Mª Ybarra Gutiérrez de Cabiedes[3]​[4]​ (1814-1890) fueron los que continuaron con su obra y engrandecieron el negocio familiar, junto con su cuñado Cosme Zubiría[5]​ (1808-1882), casado con su hermana Prudencia Ybarra.Fundó con su hermano Fernando El Pueblo Vasco el 1 de mayo de 1910, junto con diversas personalidades del campo conservador en colaboración con Rafael Picavea, dueño del diario homónimo guipuzcoano creado en 1903.El Pueblo Vasco fue una empresa ruinosa, pero que mantuvieron los Ybarra como órgano de opinión del conservadurismo católico.En este ambiente cuaja la idea de fundar un diario que, siendo vascongado, defienda la unidad nacional, el signo monárquico y otras cosas.Se han empeñado en ello los hermanos Gabriel, Fernando y Emilio Ybarra.Picavea tiene vinculaciones bilbaínas, no solo por familia, sino por lo que entonces se denomina “intereses materiales (consejero fundador del Banco de Vizcaya).A fin de atender a los gastos fundacionales se crea una comunidad de bienes en la que, por mantener la independencia del partido, no figurarían como propietarios ni Fernando, ni Gabriel Ybarra; sin embargo, serán ellos con el otro hermano, Emilio, quienes sufraguen los primeros gastos.Un periódico católico, españolista, monárquico y ferviente defensor del maurismo.Luis Bello, en un artículo aparecido el 16 de marzo de 1935, en la revista Política, dijo refiriéndose al El Pueblo Vasco: “Es un periódico metalúrgico y monárquico que sigue renovando su fe en la Corona y que vive el milagro de todos los periódicos sin lectores”.Desde el cisma conservador de 1913 la mayoría del conservadurismo vizcaíno se hizo maurista, encabezado por los hermanos Ybarra.Ya hemos comentado la influencia de su tía Rafaela Ybarra, con la que se criaron sus hermanos y él al quedar huérfanos, en estas labores.De hecho, su apartamento de la política, por lo menos relativo, por cuanto siguió utilizando la prensa en beneficio del maurismo local, fue debido a su concentración en su trabajo empresarial, que no abandonó, y en sus intensos trabajos en labores benéficas y educativas.Sus antecedentes familiares –su abuelo Gabriel María, su padre Fernando Luis, su tía Rafaela– le inclinaron a preocuparse por el tema de la delincuencia juvenil y la posible regeneración de los jóvenes.A este siguieron los de Tarragona, Barcelona, Zaragoza, San Sebastián, Murcia, Vitoria y Valencia.