Rafaela Ybarra de Vilallonga

[3]​ Su nieto Rafael Medina Vilallonga contrajo matrimonio con la duquesa de Medinaceli.

Como dama de la alta sociedad, acudía a dar limosna a los pobres con finos guantes de seda para no mancharse las manos, hasta que se dio cuenta de que ese no era el camino para ayudar a los necesitados.

Cambió sus trajes de seda por ropa humilde y, al margen de lo que se esperaba de ella se dedicó a atender principalmente a la infancia y juventud femenina.

[cita requerida] Promovió pisos para acoger a las niñas y jóvenes que acudían a trabajar en plena industrialización de Vizcaya, y talleres para su formación y sustento; al mismo tiempo, impulsó la creación en Bilbao de numerosas Instituciones de protección a la mujer.

Ya que su misión se asemejaba a los Ángeles Custodios, tomó ese nombre para su nueva fundación.