La situación se desbloqueó con el fallecimiento del papa en 1689, toda vez que su sucesor Alejandro VIII mantuvo un criterio más flexible sobre este asunto.
[5] Este impreso, entre otras colaboraciones, publica "Elogios fúnebres al rey Nuestro Señor Felipe IV el Grande en siete lenguas, griego, latín, castellano, portugués, toscano, francés y vascuence, con la traducción de las menos comunes.
El trabajo de Alesón avanzaba lentamente y por esta razón la Diputación suspendió el pago de su sueldo desde 1699 hasta 1704, cuando volvió a abonarlo gracias a la enérgica intervención del Virrey, que consideró que la Diputación no podía contravenir lo acordado por las Cortes.
Inicialmente se encargó la impresión a Francisco Antonio de Neira, que era el impresor oficial del Reino.
Cepeda preparó e imprimió la portada en cuyo pie de imprenta figuraba únicamente él.
Neira se sintió postergado y, a su vez, imprimió otra portada con solo su nombre.
El tercero en discordia, Juan José Ezquerro, protestó por haber sido marginado por sus dos colegas.
[10] Para adoptar esta decisión, posiblemente, se consideró que en una edición institucional de tan elevado rango solo deberían figurar los impresores oficiales.
[12] La impresión del último tomo de los Anales se vio dificultada por la precaria salud de Alesón, que había cumplido ochenta años y por este motivo se había trasladado a su ciudad natal Viana para ser cuidado.