Desde niño tuvo inclinación por la música, estudió piano y obtuvo el título de profesor, con el que ejerció en distintos conservatorios.
Es por esto que Rotundo decidió que debía contratar a vocalistas de gran cartel y orientó su orquesta para darle el mayor lucimiento posible al cantor.
Así a fines de 1948 convocó a Carlos Roldán –un cantante que se había formado junto a Francisco Canaro y que estaba en Montevideo- y en marzo de 1949 hace lo mismo con Mario Corrales, que había dejado la orquesta de Osmar Maderna.
En julio de ese año Floreal Ruiz dejó a Troilo y en octubre debutó con Rotundo permaneciendo con esta orquesta como su marca registrada hasta que el director la disolvió en 1957.
En 1957 Rotondo disolvió su orquesta y se dedicó a la conducción de la empresa familiar, que abandonó a fines de la década de 1960 para volver a la música y con su amigo Titi Rossi inauguró La Casa de Rotundo, ubicada primero en el barrio de Liniers y luego en Villa Luro, un local donde actuaron figuras estelares del tango entre los que estaban Jorge Casal, Carlos Roldán, Alfredo Del Río, Mario Bustos, Alfredo Dalton y el maestro Horacio Salgán.
Muy pocas orquestas lograron en tan poco tiempo, apenas ocho años, la popularidad de Francisco Rotundo y si bien no alcanzó a consolidar un sello identificatorio en cuanto a "estilo", como otras típicas de la época, siempre lució compacta y enteramente al servicio de los cantores, importantes figuras como Floreal Ruiz, Enrique Campos y Julio Sosa que Rotundo seleccionó con acierto y respecto de quienes no escatimó atractivas ofertas económicas para obtenerlos.