Francisco Guerrero

Aprovechó para ello el tiempo que debía esperar en Venecia para la edición de varias obras suyas.

Esta obra tuvo un gran éxito y se reimprimió muchas veces (hasta treinta, la última en el año 2000).

También se distingue de ellos por una abundante obra instrumental, además del cuerpo principal, formado por obras vocales sacras.

Su obra, muy popular, siguió interpretándose por mucho tiempo, especialmente en las catedrales americanas, hasta fines del siglo XVII, y fue alabada por autores de tratados como Pietro Cerone.

Como sus contemporáneos españoles[cita requerida], prefería las texturas homofónicas, con una voz dominante y las otras subordinadas a ella.

Destacan también las Canciones y villanescas espirituales, únicas en su género por estar en lengua vernácula[cita requerida].