Los diferentes tipos de tejidos, unidos estructuralmente y coordinados en sus actividades, forman los órganos.
[2] La homeostasia, (del griego homoios que significa similar, y stasis, en griego στάσις, posición, estabilidad) es un término que usan los fisiólogos para describir y explicar la persistencia de las condiciones estáticas o constantes en el medio interno.
Para describir "los diversos mecanismos fisiológicos que sirven para recuperar el estado normal una vez alterado", W. B. Cannon acuñó el término de homeostasis.
[8] Las células necesitan para desarrollar sus funciones, que en el medio interno existan las concentraciones adecuadas de oxígeno, glucosa, iones, diversos aminoácidos y otras sustancias que le sirven como bloques de nutrición.
Son estos mecanismos los que permiten la vida y poseen una gran importancia biomédica, en virtud de que si uno de los sistemas falla, el equilibrio homeostático se ve en riesgo y en ocasiones el fallo puede ser incompatible con la vida.
Cuando existe una concentración incrementada de CO2 en el líquido extracelular, se aumenta la ventilación pulmonar, lo que al mismo tiempo hace disminuir la concentración del gas en el medio interno, ya que aumenta su expulsión en cada respiración.
[14] A la retroalimentación positiva también se le conoce como círculo vicioso y es regularmente fatal para el organismo que lo padece.
Esto hace que la presión arterial caiga y el riego sanguíneo de las arterias coronarias del corazón al músculo cardíaco sea tan bajo que el órgano comienza a sufrir, por falta de oxígeno.
En muchos casos el mismo organismo tratará de proveer una retroalimentación negativa para romper el círculo vicioso en el que se encuentran los factores.
Atendiendo a los diversos tipos de células, órganos y sistemas, podemos distinguir los siguientes: