Fisiología de la visión

Estos necesitan mucha luz para ser estimulados, razón por la cual la visión central se denomina fotópica.

En la zona macular es donde se percibe el color de manera más brillante y con más intensidad, pues se concentra en ella la mayor cantidad de conos, cuya presencia disminuye hacia la retina periférica hasta desaparecer.

La vía del reflejo fotomotor comienza en la retina, sigue por el nervio óptico y prosigue por el quiasma y las cintillas ópticas hasta el cuerpo geniculado lateral, donde se separa de la vía óptica dirigiéndose al tubérculo cuadrigémino anterior, de donde salen los estímulos al centro de Edinger Wesphal.. Desde aquí sigue la vía efectora parasimpática, que alcanza el esfínter del iris.

Al iluminar de nuevo el ojo sano, vuelven a contraerse ambas pupilas.

Esto hace que la superficie anterior del cristalino se curve y aumente su poder refractivo.

La acomodación para la visión cercana es el resultado de una sincinesia entre el cuerpo ciliar y la pupila que genera miosis.

Una función importante del ojo es su capacidad para adaptarse a distintos grados de iluminación.

La media de la adaptación a la visión nocturna o crepuscular oscila entre los 30 y 40 minutos.

Los primates, por ejemplo, tienen ambos ojos situados en posición anterior y no lateralizada como otros animales.

El humor acuoso es un líquido transparente e incoloro que llena la cámara anterior y posterior del globo ocular.

Es producido por el cuerpo ciliar a partir de diferentes procesos, fundamentalmente por secreción (ultrafiltración, ósmosis).

La mayor parte drena del ojo a través de una malla trabeculada ubicada en el ángulo esclerocorneano.