Fiat 130

En la segunda serie se reemplazó por una plancha caracterizada por un diseño más clásico, instrumentos circulares y un acabado refinado, en cuanto venía guarnecido por madera lacada.

Completaban el rico equipamiento accesorios como dirección asistida y aire acondicionado, esta última se ofrecía a petición.

Durante el año 1971, la FIAT lanzó al mercado también la versión cupé del modelo, diseñada por Paolo Martin (Pininfarina).

Dicho sea de paso, ésta inaugura una trilogía modernista tomada por Pininfarina, proseguida con otros dos cupés italianos de fuerte impacto visual como el Ferrari 365 GT4 2+2 y el Lancia Gamma.

Durante el año, tal motor fue sucesivamente utilizado para equipar también a la berlina, y también tomó del cupé la renovada consola central, caracterizada por un diseño más racional y moderno, respecto a la que equipaba el modelo precedente.

Consumos claramente prohibitivos también en relación con la cilindrada, realmente superiores a los de algunos V8 americanos producidos en la época; no era difícil baja a valores del orden de los 3 km/litro en ciclo urbano.

La grave crisis del petróleo que sobrevino durante el año 1973 determinó de hecho la muerte comercial del modelo, en cuanto a la aprobación concedida al cupé se limitó a simples consideraciones por su línea exterior, pero jamás se reflejaron en consistentes cifras de ventas.

El Fiat 130 irá siempre ligado al secuestro y posterior asesinato de Aldo Moro, pues fue raptado de su 130 oficial (sin blindaje, cosa que había reclamado) tras ser asesinada toda su escolta.

En particular la casa automovilística, habiendo adquirido Ferrari y Lancia durante el mismo año 1969, concentró en estas marcas sus ambiciones por los coches de rango superior y de lujo.

Del cuarto ejemplare solo queda como testigo su registro oficial de la Ditta Introzzi, pero por el momento no aparece su imagen, ni se sabe cuál ha sido su destino.

Un Fiat 130 Cupé
Vista posterior de un Fiat 130 Cupé
El Fiat 130 familiar Agnelli