El 1 de noviembre de 1860 el gobierno peruano otorgó la autorización a José María Costas y Federico Pezet para construir un ferrocarril entre Iquique y las oficinas salitreras del sector de La Noria, sin embargo dicha concesión caducó debido a que no se iniciaron las obras dentro del tiempo estipulado.[2] El 11 de julio de 1868 fue otorgada una nueva concesión para construir un ferrocarril entre Iquique y La Noria, esta vez para Ramón Montero y Hermanos; en esa ocasión se estableció un privilegio de 25 años para que no se pudieran construir otras líneas entre ambas localidades, y que transcurridos 65 años el ferrocarril pasaría al Estado peruano.En 1887 John Thomas North logró convertirse en accionista mayoritario de la empresa.[10] También existió desde 1872 el Ferrocarril de Patillos, que no logró finalizar su construcción y quedó abandonado faltando 20 km para llegar la oficina salitrera Esperanza de Lagunas, cercana a la estación Buenaventura del Ferrocarril Salitrero.[9] La inauguración del Ferrocarril de Iquique a Pintados en 1928, impulsado por el gobierno con el fin de romper el monopolio que poseía el Ferrocarril Salitrero sobre las oficinas ubicadas desde Huara al sur y que permitiera conectar directamente con el Longitudinal Norte, provocó por primera vez una competencia entre dos empresas ferroviarias por el transporte de salitre en la zona.[2] Aun cuando la Gran Depresión golpeó fuertemente a la economía chilena, y especialmente a la industria salitrera, el Ferrocarril Salitrero logró mantenerse algunas décadas más en funcionamiento.Varios tramos del ferrocarril fueron clasurados y sus estaciones suprimidas a partir de 1960: en marzo de 1961 fueron cerradas todas las estaciones entre Montevideo y Zapiga.