Sin embargo, las plagas del siglo XIX limitaron la producción y condenaron al ferrocarril a la mera subsistencia.
Durante la década de 1850, en Cariñena hubo varios estudios y proyectos de ferrocarril que la unieran con ciudades como Zaragoza por Ricla o Teruel, aunque no llegaron a realizarse.
Además, se permitía el viaje en el día a la capital regional, por un precio asequible y con dos frecuencias diarias.
[1] A pesar de este éxito, en seguida se vieron limitaciones en la red.
En 1933 se consumó su demolición para urbanizar la parcela y descongestionar el barrio de las Delicias.
[7][12] Por su parte, el de vía estrecha trazado entre Zaragoza y Cariñena fue desmantelado.
La línea contó para su servicio con cinco locomotoras de Sharp, Stewart and Company.