Su discurso de ingreso en la Real Academia Española versó sobre la oratoria sagrada en el siglo XVIII.
Tradujo la Historia universal (1847-1850) de César Cantú.
Escribió varias obras históricas, entre las que destaca su Historia del reinado de Carlos III (1856).
Su Galería de la literatura española (1846) contiene numerosas anécdotas y valiosos juicios sobre los principales autores románticos.
Figura en la colección de cuadros costumbristas titulada Los españoles pintados por sí mismos con tres trabajos: «El indiano» (estampa cínica de la pobreza de Galicia y Asturias, que obliga a sus habitantes a emigrar a América, y del comportamiento del emigrante a su regreso); «El diputado a Cortes», donde ironiza sobre la abundancia de las revoluciones en España que hace que las Cortes aparezcan y desaparezcan como por arte de magia, y analiza el funcionamiento interior de la institución, sus intrigas, sus discursos pomposos, el voto dirigido; en «El ciego» estudia su variado perfil de transmisor de noticias políticas, literatura de cordel, pícaro y mendigo.