Se producen heladas nocturnas de manera habitual y la nieve visita con frecuencia la población.
Las precipitaciones giran en torno a los 750 mm anuales y se concentran durante los equinoccios.
Los meses de julio y agosto las temperaturas son muy elevadas pero con descensos bruscos durante la noche.
En el siglo VIII, en pleno proceso de la Reconquista, había formados ya cuatro poblados, estos eran: Aristón, Casas Viejas, Valdelarría, y la Mola; este último núcleo sería posteriormente El Molar.
Este apellido es aún hoy muy común entre los habitantes históricos del pueblo.
El Molar dependió de la cercana Talamanca hasta 1564, fecha en que Felipe II le concedió el villazgo como premio a sus servicios a Don Antonio de Equino y Zubiarre.
Tres años después se efectuó el deslinde del territorio entre Talamanca, El Vellón y Valdetorres de Jarama según consta en los documentos existentes.
En los siglos XVIII y XIX, adquiere una gran notoriedad el manantial de aguas sulfurosas a las que se atribuían propiedades medicinales, denominado la Fuente del Toro.
El pueblo sufrió numerosos daños, incluidos bombardeos y la población se redujo.