A esta estética gótica se yuxtapone, por un lado, la tradición mudéjar, que se refleja fundamentalmente en el sistema constructivo de las techumbres y en algunos detalles decorativos, y por otro las nuevas formas del Renacimiento, que se manifiestan con fuerza en la galería exterior, la capilla norte y en algunos elementos decorativos de la capilla sur.
Este sistema debió permitir el uso continuado del edificio durante los períodos de obras.
[1] A juzgar por el estilo de basas, fustes y capiteles, probablemente se construyó en primer lugar la nave de la Epístola, trasladando la portada hispano flamenca de la primitiva iglesia a la nueva fachada sur, para continuar con la nave del Evangelio, realizada en un estilo más sobrio y simplificado que la primera.
Aunque con posterioridad al siglo XVI no hubo más ampliaciones ni reformas significativas, durante el siglo XVII el templo se enriqueció con retablos barrocos, de los que en algún caso ha quedado testimonio fotográfico.
En un momento determinado se aumentó la pendiente de la nave lateral sur, introduciendo un canalón oculto entre esta y la galería.
A este espacio principal se añaden la torre situada al norte del presbiterio, de la misma época que la cabecera de la iglesia; una capilla adosada a la cabecera en su lado sur y conectada directamente con el presbiterio, una sacristía abovedada que comunica con la anterior, realizada a mediados del siglo XVI y una galería que protege el acceso meridional, también de mediados del siglo XVI.
El pórtico está abierto por sus extremos norte y sur mediante peque- ños arcos de paso.
Está recortada en su parte superior, quizás para adaptarla al nuevo emplazamiento y modernamente por reformas en el forjado de la galería.
Conserva completos sus herrajes y puede fecharse en la segunda mitad del siglo XVIII.
El edificio cuenta con otra portada gótica a los pies de la nave central, que se resuelve mediante un sencillo arco apuntado constituido por grandes dovelas decoradas con un baquetón.
La cabecera, a la que se accede por medio de un arco triunfal apuntado, decorado con dos baquetones en el intradós y que descansa sobre pilares cilíndricos con capiteles facetados, está formada por un tramo cuadrangular cubierto con una bóveda octopartita de tradición medieval, encuadrada por arcos formaletes apuntados.
Arcos y nervios descansan sobre columnas dispuestas en los ángulos, mediante capiteles facetados.
Junto a él se encuentran restos de una alacena con decoración mudéjar.
En la parte superior del muro sur se abre otro vano, también cegado, formado por un arco de medio punto abocinado en arista viva, que originalmente iluminaba el presbiterio.
Descansan sobre pilares cilíndricos adornados con finas columnillas que se recogen en un zócalo o basa poligonal.
Descansan sobre pilares octogonales de aire robusto, con sencillos capiteles que son ensanchamientos del fuste rematados en un bocel y una nacela.
Sobre ese armazón apoyan tableros hidrófugos y una losa ligera de hormigón autoportante.
Se cierra al frente con una balaustrada de madera que descansa sobre una cornisa volada sostenida por viguetas en ménsula con la misma decoración.
Toda esta estructura puede datarse hacia mediados del siglo XVI, probablemente cuando se reforma la escalera de acceso.
[1] También a los pies del templo se encuentra una lápida sepulcral constituida por un sencillo rectángulo de piedra, en cuyo interior se reproducen motivos heráldicos y una inscripción en caracteres góticos, enmarcada por una cenefa con inscripción ilegible.
La iglesia conserva una pila bautismal del siglo XVI, labrada en piedra caliza con decoración de gallones que se adelgazan hacia la base.
Los nervios cruceros descansan sobre ménsulas con cimacio circular moldurado y cuerpo cilíndrico.
En un nivel inferior, la torre presenta otros vanos de medio punto cegados, que formaban parte del primitivo campanario, e interiormente se aprecian pequeños arcos formados con fábrica de ladrillo.