Numerosos investigadores se han dedicado a estudiar este tipo de síntomas o fenómenos, como Joyce Mc Dougall,[1][2] Pierre Marty,[3][4] Christian David,[4] Michel de M'uzan,[4] Angel Garma,[5] Franz Alexander, Durban, Margolin, Luis Chiozza,[6] Sami-Ali,[7][8] Christian David,[4] Thure von Uexkuel[9] J. Loriod,[10] M. Sperling,[11] Peter Sifneos,[12] o Marie Langer,[13] Szapiro Liliana[14] El fenómeno psicosomático o FPS aparece en pacientes con enfermedades consideradas por la medicina como psicosomáticas.
[17][18] En el FPS el conflicto pulsional es expulsado de la psiquis y descargado por la vía somática a través del cuerpo.
Cuando determinadas emociones dolorosas son demasiado excitantes y la angustia se le vuelve intolerable al sujeto, la tensión pulsional es drenada hacia afuera.
El dolor no llegó nunca a adquirir una representación mental porque el sujeto se sintió incapaz de enfrentarlo.
La psiquis evacuó tan rápidamente cualquier irrupción emocional que se produce una disfunción somática en su lugar.
El afecto no recibe una elaboración psíquica y sigue un curso exclusivamente somático, reducido a una pura expresión fisiológica que lesiona lo real del tejido.
Algunos sujetos tienen más disposición para hacer un FPS en el lugar en el que otros tendrían síntomas neuróticos o psicóticos.
En un paciente psicosomático lo que se puede observar, si se mira de afuera, es un individuo completamente normal, sin síntomas neuróticos ni psicóticos y cuyos síntomas fisiológicos están desligados completamente de sus representaciones mentales.
En el síntoma conversivo histérico, por ejemplo, la zona corporal afectada adquiere un significado simbólico de tipo pulsional.
Al asociar libremente, el significante que aparece en el discurso del paciente, puede ser puesto en combinación con otros significantes para ser procesado por las leyes del inconsciente y puede llegar a recordar la representación censurada.
[21][22] En cambio en el acto sintomático de psicosomatización también fue una respuesta somática frente a una tensión pulsional, pero no se descarga el afecto, sino que este desaparece completamente y el órgano queda lesionado.
Desde distintas corrientes psicoterapéuticas se han logrado resultados positivos con una clara disminución de los síntomas.
La dirección de la cura sería promover que los significantes puedan volver a funcionar como tales.