Residió entre la isla de Als y algunos otros palacios (como Sonderborg) en Schleswig.
Este plan tuvo dos efectos positivos: conectar las dos líneas de la casa real danesa, Oldemburgo y Augustemburgo, y prevenir el matrimonio de la princesa con el heredero al trono de Suecia (aunque este riesgo era bastante lejano, pues los príncipes suecos tenían más de veinte años que ella, y su primo hermano, el futuro Gustavo IV Adolfo, nació cuando ella tenía siete años).
Los acuerdos vinculantes se hicieron en 1780, y en la primavera de 1785, el joven Federico Cristián llegó a Copenhague.
Habitó con su familia en dicho palacio durante varios años hasta su incendio en 1794; a la muerte de su padre ese mismo año, heredó sus propiedades y el Ducado.
Su esposa se opuso al asunto sueco y trabajó activamente para socavar las oportunidades del duque.