Rico en dinero, pobre en tiempo

La frase original en inglés (money-rich, time-poor) fue acuñada a fines del siglo XX en Gran Bretaña y sigue usándose hoy.

Esto tiene mucho que ver con las circunstancias socioeconómicas de las clases ricas y pobres por igual.

Esta predicción no se hizo realidad y las semanas laborales de 40 o más horas siguen siendo habituales en casi todos los países.

En todo caso, la alta cantidad de riqueza dineraria en el mundo no ha convertido a sus poseedores en temporalmente opulentos.

[8]​ La falta de tiempo también puede hacer que algunas personas decidan no tener hijos, o los posterguen.

Si la regamos menos de lo que requiere, a la planta le faltará agua, y crecerá peor, o acabará secándose.

[8]​ Subestimamos sistemáticamente[14]​ el tiempo que nos va a llevar una tarea, o sufrimos interrupciones o distracciones (ladrones de tiempo),[9]​ y al final no nos da tiempo a acabar todo lo que teníamos pensado para ese intervalo.

Pero algunas personas elegirán no soportar la frustración que eso les produciría, y se quedarán a verlo, con lo que al día siguiente estarán somnolientas y se arriesgarán, por ejemplo, a tener un accidente en la carretera.

[17]​ Nuestro cerebro tampoco colaboraː imagina gratificaciones futuras y tiende a buscar más.

Pero el cerebro no tiene en cuenta que ese viaje debe emplazarse en un período vacacional determinado, puede necesitar de unas vacunas previas, etc. Al final no se consigue encajarlo, y el cerebro se frustra[13]​ (otro mecanismo de su funcionamiento).

Reloj de arena, símbolo a lo largo de los siglos del paso del tiempo.