Tradicionalmente, la fachada ha sido al mismo tiempo la estructura y el cerramiento del edificio, y por tanto la capacidad de abrir huecos para iluminar, ventilar o disponer de vistas al exterior ha sido limitada.Esto impedía practicar huecos demasiado anchos, por lo que las aperturas adoptaron formas verticales para aumentar en lo posible la superficie de iluminación.Al igual que con el vidrio, y a pesar de no ser ya necesaria, esta composición de fachada con ventanas verticales y regulares ha sobrevivido hasta nuestros días como una herencia cultural.Para aumentar el tamaño del vano, en edificios singulares tradicionalmente se empleó el arco de medio punto.El último paso conceptual quizás lo ejecutara Mies van der Rohe en 1946, al diseñar la Casa Farnsworth, donde la vivienda disuelve definitivamente la fachada, culminándose así el largo proceso evolutivo del hueco.Para evitar condensaciones intersticiales, además, se coloca en el lado caliente del aislante una barrera de vapor.Como su propio nombre indica, son ligeras, y no contribuyen a la estabilidad de la estructura.Tampoco suelen funcionar bien como aislantes térmicos, exigiendo generalmente un gasto extra en calefacción o aire acondicionado.Actualmente, se emplean muchos materiales para la fabricación de fachadas ligeras.Al existir una hoja de cerramiento interior (habitualmente de ladrillo), las placas no necesitan presentar una junta estanca, y en el montaje se separan entre sí unos pocos milímetros, permitiendo que el aislamiento térmico ventile por esas rendijas.Por este motivo en países industrializados, donde la mano de obra es comparativamente más cara que los materiales, está ganando popularidad.La comunicación a través de una fachada comercial se basa en el modelo AIDA (atención, interés, deseo y acción).[8] El exterior de un establecimiento, tienda o centro comercial, está configurado por la fachada, los rótulos, la entrada y el escaparate.Estos cuatro elementos dan a conocer su personalidad y estilo comercial.