La edificación del inmueble fue encargada al constructor madrileño Martín Lago Pérez, constituido por una fábrica, un almacén y una vivienda.
Por aquella época, en Alcalá había cuatro molinos basados en el aprovechamiento de la energía hidráulica, esta nueva fábrica supuso la transformación industrial harinera del sector, al emplear molinos de cilindros que funcionaban mediante energía eléctrica.
Otra ventaja, era evitar que este tipo de instalaciones se ubicaran necesariamente en los cauces fluviales, pasando a situarse próximos a las instalaciones ferroviarias, para favorecer el transporte y distribución de sus productos.
El edificio industrial principal era la "nave de molinos", por ser donde se desarrollaba la totalidad del proceso productivo.
Cuenta con numerosos huecos (ventanas y accesos) en la fachada, coronados por dinteles en arco de ladrillos a soga o sardinel, necesarios para la ventilación e iluminación interior.
Comenzaba en la parte superior con las operaciones de limpia en la que se eliminaban las impurezas de los granos, para iniciar a continuación una primera molienda en la parte baja del edificio.
Tras la misma, el grano pasaba nuevamente al nivel superior donde se realizaba el cernido o tamizado separando por tamaño el producto procedente de la molturación.
Posteriormente se realizaban sucesivas moliendas hasta alcanzar el refinado de harina deseado.