En el registro geológico, el evento K–Pg está marcado por una capa delgada de sedimento llamada límite K–Pg, que se puede encontrar en todo el mundo en rocas marinas y terrestres.
En octubre de 2019, investigadores informaron que el evento rápidamente acidificó los océanos, produciendo un colapso ecológico y, de esta manera, también produjo efectos duraderos en el clima, y en consecuencia fue una razón clave para la extinción masiva a fines del Cretácico.
Una amplia gama de especies perecieron en la extinción K – Pg, siendo las más conocidas los dinosaurios no aviares.
También destruyó una miríada de otros organismos terrestres, incluidos algunos mamíferos, aves,[21] lagartijas,[22] insectos,[23][24] plantas y todos los pterosaurios.
Con el paso de los años se ha intentado explicar este fenómeno con varias hipótesis.
Sin embargo, la teoría más aceptada por la comunidad científica a nivel mundial es la hipótesis de Álvarez y colaboradores.
Los niveles del iridio son generalmente más altos en asteroides y otros objetos extraterrestres.
Los foraminíferos planctónicos (organismos unicelulares marinos) son otro grupo muy estudiado en relación con las extinciones del límite K/T.
y Thierry Adatte (Universidad de Neuchâtel, Suiza), el cráter es 300 000 años más antiguo que la lámina K/T (Cretácico-Terciario).
La gigantesca actividad volcánica que produjo los traps del Decán, en la India, también ha sido llamada a ser la causa de la extinción.
Hay varias maneras en que estas pudieron haber causado la extinción, incluyendo la expulsión de polvo y otros gases que hubieran disminuido la cantidad de luz que ingresa al planeta, dificultando así la fotosíntesis además de enfriar el planeta; para luego con otros gases como el CO2 calentar el planeta y causar un efecto invernadero.
En este escenario, las especies tanto marinas como terrestres ya enfrentaban serios problemas causados por los cambios climáticos y por la pérdida del hábitat; así, al ser los dinosaurios los animales más grandes, fueron los primeros en ser afectados.