Su secuestro y asesinato en 1976 alteró a la sociedad canaria en los primeros años de la Transición.
[1] Heredó los negocios familiares a la muerte de su padre en 1949.
Aficionado al fútbol, en 1949 fundó la Unión Deportiva Las Palmas, de la que fue presidente de 1950 a 1955, y promovió la construcción del Estadio Insular.
Durante la fallida entrega del rescate cerca del cementerio de San Lázaro, el secuestrador ametralló a los policías, resultando herido uno de ellos.
Finalmente crimen no fue atribuido a los grupos terroristas canarios del MPAIAC, sino únicamente a Ángel Cabrera Batista ``el Rubio´´, un conocido delincuente de la zona que contaba con el apoyo de la izquierda nacionalista canaria.