Con este título, Nicolas Poussin (1594–1665) pintó dos cuadros pastorales que representan pastores idealizados de la Antigüedad clásica, rodeando una austera tumba.
Virgilio cogió a los rústicos sicilianos idealizados que habían aparecido por vez primera en los Idilios de Teócrito y los ubicó en el primitivo distrito griego de Arcadia (véase Bucólicas VII y X).
La primera representación pictórica de este familiar memento mori que fue popularizado en la Venecia del siglo XVI, ahora más vívido y concreta con la inscripción ET IN ARCADIA EGO, es la versión de Guercino, pintada entre 1618 y 1622 (Galería Barberini, Roma), en la que la inscripción gana fuerza debido a la presencia de un cráneo en el fondo, debajo del cual están grabadas las palabras.
La cara de la pastora, que recuerda a una máscara, cumple las convenciones del clásico "perfil griego".
La frase latina "et in Arcadia ego" parece incompleta, al no aparecer expresamente ningún verbo.
En realidad, el latín, como otros idiomas, permite estructuras elípticas omitiendo formas del verbo “ser” que se encuentran sobreentendidas.
Este supuesto defecto ha llevado a algunos pseudohistoriadores y novelistas a creer que representa algún mensaje esotérico en un código posiblemente anagramático, dentro de teorías conspirativas sobre el supuesto Priorato de Sion.
El tercer capítulo de la novela Jo confesso del catalán Jaume Cabré también utiliza la expresión.