Durante el Imperio romano la tetradracma fue la moneda oficial de Egipto y era equivalente a 1 denario.
La tetradracma ateniense del siglo V a. C. fue la moneda de uso más habitual en el mundo griego hasta Alejandro Magno.
En la Persia aqueménida (siglos V al IV a. C.), las monedas equivalentes, denominadas media estátera, siclo médico o siglos, llevaban grabadas la figura de un arquero, las tropas de élite de su ejército, por lo que también se denominaban arqueros, haciendo referencia a que el poder del Imperio persa estaba basado tanto en la fuerza como en la economía.
[2] Beule comprobó un gran número de ellas entre los magistrados Polemón y Alcetas.
Se convirtió así en un monedaje consagrado a su diosa, patrona de la ciudad.
Del 506 al 490 a. C., estas monedas adquirieron un marcado desarrollo artístico por la emisión de Clístenes de tedradracmas, dracmas, óbolos y medios óbolos similares a las antiguas monedas, pero con cierta tendencia a esta evolución artística.
La tetradracma fue desde el principio la moneda estándar, llevando el emblema típico siracusano: una cuadriga moviéndose con lentitud.
El reverso es el principio de carácter tradicional: un cuadrado dividido en cuadrantes con una cabeza diminuta superpuesta.
Se inauguró un sistema económico dinerario en el que la plata servía para comprar aprovisionamientos, como el trigo egipcio o siciliano, otorgando mucha importancia a contratistas e intermediarios y a los banqueros.
Arados ya era independiente después del siglo III o el II, acuñando sus propias tetradracmas.
En el reverso aparece una figura alada sentada sobre una gran ánfora, llevando un caduceo y en la otra mano un pequeño pájaro, recordando las figuras de la balaustrada de Atenea Niké, en la Acrópolis.
Las tetradracmas de Anfípolis siguieron acuñándose a lo largo del siglo IV, así como Ainos.