Era el símbolo de poder de Fernando III, y así aparecerá en muchos grabados, con espada y orbe en mano, en vez del tradicional cetro.
Es una espada de hoja plana y dos filos, que mide 0,854 m de largo y 0,053 m por la parte más ancha, disminuyendo, casi insensiblemente, hasta terminar en punta redonda.
La etimología está discutida; podría ser que la "lobera" era una espada de caza, o que se llevara con el traje llamado "loba", o bien fuese el nombre de la espada, dada la costumbre de la época.
En su lecho de muerte, Fernando III dirigiéndose a su hijo menor, el infante D. Manuel, le dijo: «non vos puedo dar heredad ninguna, mas dovos la mi espada Lobera, que es cosa de muy grand virtud et con que me fizo Dios a mi mucho bien».
La misma crónica la vuelve a mencionar empuñada por el propio Don Juan Manuel en la batalla del Salado de 1340: «Entonces el Rey envió decir a Don Joan, fijo del infante Don Manuel, con un caballero, que po que no pasaban él e los de la delantera el río.