El conde Lucanor
Patronio siempre responde con gran humildad, asegurando no ser necesario dar consejo a una persona tan ilustre como el conde, pero ofreciéndose a contarle una historia de la que este podrá extraer una enseñanza para resolver su problema.Cada capítulo termina más o menos de la misma forma, con pequeñas variaciones: «Et entendiendo don Johan que estos ejemplos eran muy buenos, fízolos escribir en este libro, et fizo estos viesos en que se pone la sentençia de los exiemplos.Quien se sienta caballero debe imitar este salto, no encerrado en monasterio tras de los muros más altos.Cuanto más alto suba aquel a quien ayudéis, menos apoyo os dará cuando lo necesitéis.Si por descanso y placeres la buena fama perdemos, al término de la vida deshonrados quedaremos.No te quejes por lo que Dios hiciere pues será por tu bien cuando Él quisiere.Jamás aventures o arriesgues tu riqueza por consejo de hombre que vive en la pobreza.Por palabras y hechos bien podrás conocer, en jóvenes mancebos, qué llegarán a ser.Aunque muchas cosas parezcan sin razón, miradas más de cerca, ¡qué verdaderas son!A quien te aconseja encubrir de tus amigos más le gusta engañarte que los higos.Tened esto por cierto, pues es verdad probada: que la holganza y la honra no comparten morada.Nunca podría el hombre tan buen amigo hallar sino Dios, que lo quiso con su sangre comprar.Por este mundo vano, fugaz, perecedero, no pierdas nunca el otro, mucho más duradero.