Es el lugar donde cualquier persona tiene el derecho a circular en paz y armonía, donde el paso no puede ser restringido por criterios de propiedad privada e intencionalmente por reserva gubernamental.
El espacio público abarca, por regla general, las vías de tránsito o circulaciones abiertas como: calles, plazas, carreteras; así como amplias zonas de los edificios públicos, como las bibliotecas, escuelas, hospitales, ayuntamientos, estaciones o los jardines, parques y espacios naturales, cuyo suelo es de propiedad pública.
Tal separación normalmente implica reservar, desde el planeamiento, suelo libre de construcciones (excepto equipamientos colectivos y servicios públicos) para usos sociales característicos de la vida urbana (esparcimiento, actos colectivos, transporte, actividades culturales y a veces comerciales, etc).
"[1] Contemplando con la ambigüedad que refiere el término "el público" según la época y el contexto sociocultural.
[…] esta convicción tiene un nombre y se llama ‘confianza’”[2] La confianza se trata de una función primordial de los espacios públicos y esta íntimamente relacionado con la manera en que los habitantes habitan una ciudad estableciendo relaciones.
El de espacio público es un concepto técnico usado en ciencias humanas y sociales contemporáneas desde hace relativamente poco tiempo.
En esta obra, Habermas describe el proceso por el cual el público (constituido de individuos que hacen uso de su razón) ocupa la esfera o espacio público controlado por la autoridad y lo transforma en espacio (metafóricamente hablando) donde la crítica se ejerce contra el poder del Estado.