Escape from L.A.

Los condenados pueden optar por la silla eléctrica o ser deportados a la isla, donde además, pierden su ciudadanía, y de la cual es imposible escapar.

En el camino conoce a diversas personas que lo ayudan, como Pipeline (Peter Fonda), un surfista; Taslima (Valeria Golino), una mujer deportada por ser musulmana; y Hershell Malone (Pam Grier), una mujer trans conocida anteriormente como Carjack Malone, antigua camarada de armas de Plissken.

Cuevo amenaza con hacer lo mismo con el resto del país a menos que sus demandas sean obedecidas.

Snake logra escapar y se reúne con Hershell y sus soldados quien, ignorando que Snake está infectado, comenta durante una conversación que el Plutoxin 7 es un virus falso usualmente usado por el gobierno para amenazar a incautos.

Eddie salta del helicóptero, siendo Snake y Utopia los únicos que logran llegar al continente.

Cerca del sitio de impacto, el Presidente y sus hombres encuentran a Snake y Utopia, apoderándose del control remoto que Snake había intentado ocultar dándoselo a la muchacha.

Snake arroja la ahora inservible cámara y enciende un cigarrillo; mientras apaga el fósforo dice: "Bienvenidos a la raza humana".

Adrián Massanet, en su comentario para EspinOf, la califica como "la última de las grandes películas dirigidas por Carpenter".

Fernando Morales, también para El País, señala que es una "entretenida secuela, más lograda y trabajada.