[1] El historiador Caballero Villamediana afirmó, según Rivera Mateos, que era tradición en el siglo XVIII colgar en la ermita mortajas, figurillas y miembros humanos como manos o piernas como «testimonio» de los prodigios y milagros realizados por la Virgen.
[1] Y a finales del siglo XVIII, entre los «trofeos u ofrendas» que había en la ermita figuraban un caimán y dos costillas de ballena que desaparecieron a principios del siglo XIX durante la Guerra de la Independencia Española.
[4] Consta de una sola nave, dividida en cinco tramos y con el ábside cuadrado, y los arcos están contrarrestados desde el interior, por lo que carece de contrafuertes en el exterior.
[6] Sin embargo resulta difícil establecer su cronología, pero hay ciertos documentos que mencionan una imagen con esta advocación en el año 1611,[a] y Rivera Mateos, por su parte, añadió que posiblemente fuera tallada a finales del siglo XV o principios del siglo XVI.
[7] Y de este mismo material son los arcos del pórtico lateral, que descansan sobre unos pilares con semicolumnas.