Eparquía de Chełm y Bełz

La eparquía de Chełm (Kholm) y Bełz (en latín: Chelmensis et Beltiensis Ruthenorum y en polaco: Chełmska diecezja unicka) fue una sede episcopal de la Iglesia católica en la actual Polonia, perteneciente a la antigua Iglesia rutena unida —hoy continuada por la Iglesia greco-católica ucraniana—, que fue suprimida de hecho en 1875 por el Imperio ruso.

[2]​ La eparquía ortodoxa de Chełm probablemente surgió en el siglo XI, o en el siglo XIII, cuando se erigió la eparquía de Ugrovsk (Uhrovesk, Uhrusk o Uhrovska), que luego fue transferida a Chełm circa 1240.

La eparquía Chełm era una de las 10 sufragáneas del metropolitanato de Kiev, Hálych (o Galitzia) y toda Rus cuando el papa Pío II nombró en 1458 a Gregorio II el Búlgaro como metropolitano.

Con la misma bula el papa concedió el derecho de nombrar a los eparcas al emperador.

Así desapareció la totalidad de las eparquías del Imperio ruso: entre ellas, las eparquías de Pinsk y Turaŭ, Volodymyr-Brest, Supraśl, Pólatsk, Luc'k y Ostrog, que nunca fueron restauradas.

[6]​ La eparquía de Chełm no formaba parte de las eparquías reprimidas, solo porque pertenecía al Reino del Congreso, pero que la política rusa pronto se hizo sentir también en Chełm.

El eparca Szumborski sufrió diversas presiones, incluso del mismo emperador Nicolás I de Rusia, para adaptar la liturgia a la rusa.

El papa Gregorio XVI lo amonestó severamente en un breve en 1842 y Szumborski retiró su pastoral.

Teraszkiewicz fue sucedido por el anciano Jan Mikołaj Kaliński, un viudo con 13 hijos, que sin embargo no obtuvo el consentimiento del Gobierno para su ordenación episcopal.

No pudo soportar las penurias del viaje y murió el 19 de octubre siguiente.

[9]​ Frente a la fuerza zarista, la Santa Sede respondió con dos intervenciones del papa Pío IX.

Murió ocho años después mientras continuaba manteniendo el título eparquial de Chełm.

Aunque no se lo nombra expresamente, se lo define como un pseudo-administrador ... considerado indigno de la dignidad episcopal, [que] no dudó en usurpar la jurisdicción eclesiástica, en subvertir todo en la Iglesia antes mencionada, en trastornar y alterar a su propia voluntad.

Según datos oficiales rusos, 250 000 fieles y 204 sacerdotes pasaron a la ortodoxia.

[14]​ Según el historiador polaco Meysztowicz, al menos 150 000 católicos griegos permanecieron fieles a Roma.

La persecución zarista contra los restos de la Iglesia greco-católica del Imperio continuó en los años siguientes.

Además, todos los matrimonios no celebrados ante un presbítero ortodoxo se consideraron inválidos, con la consecuente pérdida de los derechos de paternidad sobre los hijos, que eran considerados bastardos, porque nacieron en un matrimonio ilegítimo.

Los austríacos, por temor a que aumentaran las reclamaciones rusas sobre Galitzia, no pusieron objeciones.

Durante la ocupación alemana nazi la catedral de Chełm fue devuelta a la eparquía ortodoxa ucraniana.

Mapa de las eparquías greco-católicas de la República de las Dos Naciones en 1772.
El antiguo seminario eparquial.
El eparca Marceli Popiel, uno de los protagonistas del paso de la eparquía a la Iglesia ortodoxa rusa.
Los Mártires de Pratulin en una obra de Walerego Eljasza-Radzikowskiego..