Unión de Brest

Existió durante la mayor parte del siglo XIV pero quedó vacante desde 1401 cuando el metropolitano de Kiev y toda Rus tomó su título.

[3]​ Por entonces la Iglesia ortodoxa en los territorios polaco-lituanos se hallaba en crisis: dependía del patriarca de Constantinopla, ubicada en territorio otomano; el nuevo Patriarcado de Moscú, fundado en 1589 exigía su sometimiento; y los soberanos polaco-lituanos nombraban obispos a candidatos afines a los que deseaban hacer una merced en vez de a los más adecuados para ocupar estos puestos.

[4]​ El clero ortodoxo tampoco destacaba por su educación y parte de la nobleza ortodoxa se estaba convirtiendo al calvinismo o volviéndose anabaptista, en parte por motivos económicos —aportaban menos a las nuevas Iglesias—.

El contraste se hizo mayor ya que el clero católico polaco y lituano estaba revitalizado por la llegada de misioneros jesuitas desde 1569.

Estos obispos presentaron su declaración al sínodo de Brest, en el que obtuvieron el apoyo del metropolitano Rahoza y del obispo Meletio Chrebtowicz de Volodímir y Brest, aunque mantenida en secreto.

Pusieron su firma en el documento: Rahoza, Pociej, Terlecki, Zbirujski, Pelczycki y el arzobispo Gregorio Zahorski de Pólatsk.

El 12 de junio de 1595 hubo una nueva reunión en Brest en la que Rahoza, Pociej, Terlecki y Pelczycki realizaron una petición al papa Clemente VIII y otra al rey en las que formularon 33 artículos que debían ser garantizados como condición previa a su ingreso en la comunión católica.

En el primer artículo se pedía que respecto del filioque los rutenos deberían permanecer con lo que nos fue transmitido en las Sagradas Escrituras, en el Evangelio y en los escritos de los santos doctores griegos, es decir, que el Espíritu Santo procede, no de dos fuentes y no de una doble procesión, sino de un origen, del Padre a través del Hijo.

El nuncio apostólico confirmó la normativa y el rey dispuso que Terlecki y Pociej viajaran a Roma para la sanción definitiva del acto de unión.

Se acordó que el filioque no debería insertarse en el Credo Niceno, aunque los obispos rutenos aceptaban la procedencia del Espíritu Santo a través del Hijo.

El cardenal Silvio Antoniani agradeció al episcopado ruteno en nombre del papa, y expresó su alegría por el feliz acontecimiento.

Entonces Adam Pociej, obispo de Volodímir y Brest, en su propio nombre y en el del episcopado ruteno, leyó en latín la fórmula de abjuración del cisma griego, el obispo Cyril Terlecki de Lutsk lo leyó en ruteno y colocó sus firmas.

El papa Clemente VIII les dirigió entonces una alocución, expresando su alegría y prometiendo a los rutenos su apoyo.

El mismo día se publicó la bula Magnus Dominus et laudabilis nimis,[8]​ anunciando al mundo católico el regreso de los rutenos a la unidad de la Iglesia católica.

En mayo de 1596 se reunió la Dieta en Varsovia, en la que los diputados rutenos dirigidos por el príncipe Konstanty Ostrogski, el poderoso voivoda de Kiev, expresaron su desacuerdo con la unión y la rechazaron.

[5]​ Kiev cayó en 1648 bajo el control de los cosacos y en 1667 del Imperio ruso.

Religiones en la Comunidad polaco-lituana en 1573:
católicos ortodoxos calvinistas luteranos
El arzobispo Josafat Kuncewicz incita a los habitantes de Vítebsk a incorporarse a la unión. ( Iliá Repin , 1893). [ 1 ]
Martirio del arzobispo Josafat Kuncewicz. Vítebsk 1623, ( Józef Simmler , 1861).